Sorprendentemente, todos los posts que he hecho sobre el Whole30 han sido un rotundo éxito. No solo los habéis visitado, sino que además me habéis consultado dudas, os habéis unido al proyecto haciéndolo conmigo y habéis manifestado vuestras opiniones cuando decidí pasar del whole y acabar mi propio programa de Reset30. Me ha encantado compartir este proyecto con vosotros y por eso mismo he decidido darle cuerpo a mi propio programa… Pero eso es algo de lo que hablaremos al final de esta entrada de hoy.
Venga, note hagas de rogar, ¡danos cifras
Antes de seguir voy a desvelar el mayor de los misterios de mi reseteo: ¿he perdido peso? ¿Cómo ha cambiado mi composición corporal?
Hace un poco más de treinta días os decía lo siguiente:
-¿Cuánto pesas y cuánto mides ahora? Queremos poder comparar al final de tu whole30
Aisss, esas cosas a una señorita no se le deberían preguntar, pero ahí va.
Mido 171 cms
Peso 58.7 kgs
Mi índice de grasa corporal es del 21%
Pues bien, al día siguiente de acabar mi whole volví a sacar estos datos y los resultados son los siguientes
Mido 171 cm (¡menos mal, no he encogido!)
Peso 58.7 kgs
Mi índice de grasa corporal es del 21,5% (un cambio muy poco significativo, porque mi báscula no tiene una fiabilidad extrema, y porque además puede variar en algún punto si has bebido más agua o si no has orinado antes).
Es decir, no he variado en lo más mínimo desde que empecé. Sobre este punto quiero comentaros tres cosas.
- Estoy absolutamente convencida de que, si hubiera continuado con el Whole30 estrictamente como estaba previsto en el programa original, habría engordado unos tres kilos. Os lo comenté en alguna ocasión durante el proceso. Estaba ingiriendo más calorías de las que necesito porque yo hago dos comidas al día completas y con eso estoy saciada. Meter una tercera comida por cumplir los estándares del programa me obligaba a comer más de lo que yo necesitaba.
- Durante el periodo que he realizado el programa, he bajado bastante mi actividad física. No por el programa en sí, si no por el periodo vacacional. He pasado de entrenar seis días a la semana a entrenar solo tres y a una intensidad más baja debido al calor.
- Yo no necesitaba adelgazar, de hecho podéis hacer vuestro cálculo vosotros mismos. Mi porcentaje de grasa es correcto y mi IMC es de “20,07”, es decir, normal. No me gusta regir la normalidad en cifras, pero es por daros unos números orientativos.
¿Qué te ha parecido? ¿Cómo lo has vivido?
No os voy a volver a hablar de la monetización del programa, y de cómo creo que ha perdido todo sentido porque ya os lo comenté en una entrada anterior. Me gustaría que la leyerais porque, a raíz de esa entrada, cambió todo mi concepto de lo que estaba haciendo.
Todo el tiempo que me mantuve en el whole estrictamente dich,o tuve problemas con la comida. Todo lo que había conseguido con la dieta paleo, reconciliarme con la forma de comer, no preocuparme por cantidades sino por ingerir lo correcto, dejar de agobiarme con la comida… lo estaba perdiendo. Comer volvía a ser un suplicio, había que hacerlo a una hora determinada (en el caso del desayuno), con unas cantidades limitadas que me permitieran la ingesta de tres comidas y si, en algún caso sentía que no tenía apetito, que no quería desayunar, mi humor cambiaba completamente por tener que hacerlo. Me he sentido triste, descontrolada y de mal humor. Estaba volviendo a mis orígenes y a considerar la comida como un enemigo.
¿Qué hiciste entonces?
Cambiar de opinión, evolucionar, romper con lo establecido y reinventarme. Hice un programa adaptado a mí, en el que seguí con las limitaciones alimenticias, con las proporciones nutricionales pero variando el número de comidas, la obligación de desayunar y valorando en mí caso si era o no era posible paleolizar algo. Desde el momento en que decidí dejarme del encorsetamiento que me suponía el Whole me sentí mucho mejor. Recuperé mi relación con la comida, me sentía más feliz, con más energía y me daban igual las restricciones alimenticias. Tanto es así, que ya llevo cinco días fuera del programa y solo me he comido una onza de chocolate (cuando durante el whole solo podía pensar en comerme todas las tabletas que se cruzaran en mi camino), y no he tomado ni gota de alcohol o azúcar. Creo que, en general, voy a mantener las restricciones en mi día a día (al final yo suelo hacer un paleo muy estricto) y solo salirme en excepciones (alcohol en algún evento, chocolate de forma puntual…).
Vale, me ha quedado claro que a ti el Whole no te ha gustado, pero… ¿lo recomiendas?
No. Como ya he dicho antes es un sistema encorsetado y monetizado que no me estaba llevando a ninguna parte y eso me ha hecho darme cuenta que no creo en programas estandarizados para todos los públicos. En un principio pensé en crear mi propio Reset30, pero sería lo mismo, estaría dando por válido lo que me funciona a mí para todo el mundo y eso no funciona así. Cada uno tenemos nuestras circunstancias, nuestras necesidades, nuestras filias y nuestras fobias y cualquier programa debe tener todas esas circunstancias en cuenta.
En mi caso, para mi propio consumo y también para recomendaros a vosotros cuando sea necesario, voy a elaborar un cuestionario genérico con el que “tunear” el programa Reset30. De esta manera no existirá un programa uniforme para todos, sino que cada reset será exclusivo de cada usuario. La base será casi la misma, y el objetivo también, no es un programa para adelgazar, es un programa para desintoxicar nuestra vida, aprender a comer, descartar los alimentos que no nos hacen bien y alejarnos de procesados, azúcar y cereales de forma definitiva.
¿Cuando y cómo vas a recomendar un programa de este tipo?
Tengo claro que en ningún caso recomendaría un reset a personas con problemas de relación con la comida (ni por exceso ni por defecto). Ese tipo de situaciones deben tratarse con otro tipo de soluciones.
Un Reset para mi será un inicio, el primer paso para cambiar nuestra vida y nuestra alimentación, pero también una forma de oxigenarnos de vez en cuando. Una vez escuché a David Muñoz decir que nunca puedes dejar de controlar la ejecución de un plato. Por mucho que tu especialidad sean los huevos fritos, los días, los meses, la repetición compulsiva de un mismo proceso, supone pequeñas desviaciones que finalmente adulteran el resultado final. Nosotros mismos, cumpliendo con una alimentación saludable, vamos introduciendo pequeñas variaciones que un día han desvirtuado completamente el objetivo y nos encontramos comiendo una tableta de chocolate cada dos días. El reset nos ayuda a volver a ordenarnos y a retomar el camino.
Si queréis empezar con un proceso como éste y queréis saber más o queréis que os ayude a adaptarlo a vosotros, no dudéis en poneros en contacto con Barriga Sana a través de nuestra página de Facebook o nuestro correo electrónico. Estaremos encantados de ayudaros.