He estado estos días compartiendo en redes sociales fotos de dos recetas diferentes: las galletas protagonistas del post de hoy y un pan de queso manchego y aceite de oliva y os he preguntado qué receta queríais ver antes. ¿Galletas? ¿Pan?
La verdad es que el resultado ha estado bastante reñido, pero habéis usado chantaje emocional conmigo hablándome de vuestros niños y de hacerles un detalle dulce, y para mí los niños están antes que todo lo demás. Así que hoy ¡galletas! En cualquier caso, no os preocupéis, el miércoles que viene tendréis la entrada del pan más bueno del universo. Eso sí, también el más calórico, no os voy a engañar.
En casa éramos unos amantes de las galletas de mantequilla. Os puedo decir, sin miedo a equivocarme, que son las preferidas del que duerme a mi lado, y de las pocas que yo consumía antes de Barriga Sana. El origen de las galletas de mantequilla, se remonta al siglo XII, dónde se recoge la primera receta escrita. Son de origen Británico, y son muy populares para acompañar el té por su textura cremosa, el sabor dulce pero controlado y el grosor de la galleta. De hecho, las galletas en origen apenas llevaban azúcar y eran más compactas que las que conocemos hoy en día. En mi caso también son menos dulces que las que actualmente se comercializan. Las que llevan chocolate están compensadas de sabor, pero quizás a alguno se os quede un poco corta de dulzor la de canela. Si es así, añadidle una cucharada más de miel. En la variedad está el gusto.
Vais a ver que son muy sencillas, bastante rápidas y muy divertidas para compartir la elaboración con los peques de la casa. La mía me estuvo ayudando y me dice, con tres años, que ella va a ser cocinera como mamá y a hacer muchas fotos a la comida. Aisss…
Como sabéis, yo en lugar de mantequilla uso ghee, es decir, el producto que se obtiene a partir del proceso de eliminación de la proteína de la mantequilla. La misma se derrite en una olla y en el proceso de ebullición se va despojando de la espuma y de los cuerpos sólidos. Tras este tratamiento, la mantequilla puede conservarse por más tiempo y se convierte en un alimento mucho más digestivo, con grasas saturadas y gran cantidad de propiedades medicinales. Además, el producto resultante es sin lactosa. Podéis comprar el ghee o elaborarlo vosotros mismos en casa. ¿Cómo? es terriblemente sencillo. Podéis ver todo el proceso aquí:
Después de este video, poneos los delantales, manos limpias y… ¡empezamos!
Galletas de ghee en dos sabores (sin gluten, sin azúcar, sin lactosa)
Plato: DulcesCocina: Sin glutenDificultad: Media10
minutos45
minutosIngredientes
300 gr de almidón de yuca
50 gr de harina almendras
250 gr de ghee a temperatura ambiente
2 cucharadas de miel cruda
1 huevo grande
1 cucharadita y media de levadura seca
1 cucharadita de canela
Rayadura de una naranja
Chocolate negro de 85%
Pasos
- Lo primero que vamos a hacer es colocar nuestro ghee en un bol y batirlo con ayuda de una batidora de varillas hasta obtener textura pomada. Añadiremos la miel y volveremos a batir hasta que esté integrada, seguidamente añadiremos el huevo, batiremos y por último las harinas y seguiremos batiendo mientras la textura de la masa nos lo permita.
- Dividiremos la masa en dos bloques, al primero le añadiremos canela y al segundo la rayadura de naranja y volveremos a mezclar con ayuda de una espátula.
- Volcamos nuestras masa sobre una superficie límpia a la que habremos espolvoreado un poco de almidón de yuca e iremos amasando hasta obtener una textura elástica pero no excesivamente pegajosa. Si lo consideráis necesario añadid más almidón de yuca para trabajarla.
- Hacemos dos bolas con nuestras masas y ponemos cada una de ellas sobre un papel vegetal. Las tapamos con otro papel vegetal por encima y, con ayuda de un rodillo amasador o una botella grande, extendemos la masa hasta que tenga un grosor máximo de 1/2 centímetro. Guardamos en la nevera por una hora.
- Precalentamos nuestro horno a 180 grados.
- Con ayuda de un cortador vamos a dar forma a nuestras galletas y hornearemos durante unos 15 minutos o hasta que veamos que nuestras galletas están doradas.
- Dejaremos enfriar sobre una rejilla.
- En el caso de las galletas de canela ya habremos terminado con el proceso, en el caso de las galletas de naranja vamos a darles un baño de chocolate. Para ello fundiremos media tableta de chocolate negro a golpes de 30 segundos en el microondas. Una vez líquido iremos mojando nuestras galletas de naranja de la forma que más nos guste (algunas por la mitad, otras enteras, otras solo con un hilo de chocolate). Volveremos a poner las galletas sobre un papel vegetal y dejaremos que se enfríen y se endurezca el chocolate.
- Aguantan perfectamente durante varios días en una lata metálica o en un tupper cerrado… si es que conseguís parar de comerlas.
Consejo de Nur
- Podéis variar los sabores de vuestras galletas al gusto. Añadidle vainilla para darle un toque más británico, o rayadura de limón si os gustan los cítricos más intensos. Si queréis las mismas galletas con un sabor más fuerte a chocolate podéis añadirle una cucharada de cacao puro a la masa y si finalmente le ponéis dos cucharaditas de café soluble a la masa tendréis unas galletas de mantequilla con sabor adulto… Si las hacéis no dejéis de compartirlas, me encanta ver vuestras creaciones.