Whole30: Give me the money

25/08/2017

Nur Pons, parte de Barriga Sana

Nuria Pons – Dietista y Coach Nutricional

He de entonar el mea culpa, no investigué lo suficiente a la hora de iniciar mi Whole30, y por eso me he sentido decepcionada casi desde el principio del proceso. Muchas de las normas no las compartía, otras tantas me resultaban difíciles de cumplir siendo paleo, y veía que los alimentos permitidos y prohibidos de la lista iban entrando y saliendo a solicitud o determinación de unos pocos. Consultabas un determinado tema y, al mismo tiempo, podías encontrar respuestas positivas y negativas en la misma página oficial, todo era demasiado volátil, pero entonces apareció el sentido de muchas cosas que no me cuadraban, poderoso caballero es Don dinero.

Pero vamos a empezar  por donde debíamos haberlo hecho hace unas semanas.

¿Cómo nace el programa whole30?

El programa Whole 30 nace en 2009 de la mano de Mellisa y Dallas Hartwing gracias a un experimento personal. Basándose en el estilo de vida paleo, decidieron eliminar de su dieta una serie de alimentos como las leguminosas o cualquier tipo de cereal. Viendo que los resultados durante 30 días eran espectaculares, decidieron compartir esta experiencia en el blog de Mellisa. Era el origen del Whole30.

¿Cuáles son los objetivos del whole30?

El Whole30 se considera un programa, no una dieta, y persigue “Eliminar aquellos grupos alimenticios que provocan un desequilibrio hormonal, dificultan la digestión e inflaman el organismo“. Tras 30 días, se busca un cambio de la relación con la comida y que este sistema de alimentación continúe en el futuro con pequeñas modificaciones (lo que viene siendo un estilo de vida paleo).

¿Qué buscaba yo? 

Ya sabéis que yo sigo un paleo bastante controlado. No tomo ningún tipo de cereal, azúcar, legumbres y reduzco los lácteos lo máximo posible, y siempre sin lactosa (quesos muy curados). Mi lista de la compra se compone de frutas, verduras, carnes y pescados. Los pocos productos envasados que entran en casa, siempre requieren de una lectura intensiva de la etiqueta e intentamos que todo lo que consumimos sea de proximidad y de tipo ecológico (salvo honrosas excepciones). Mi mayor pecado es que me gusta paleolizarlo todo: hago tartas, pizzas, pan, galletas, bizcochos,… Algo que antes no me interesaba lo más mínimo, ahora es una de mis aficiones principales. Sin embargo, me como pocas veces lo que cocino, lo comparto con amigos, familia o compañeros de trabajo. Me encanta ver las caras de la gente cuando le digo que. ese pastel de chocolate es en realidad de berenjena. Es muy reconfortante que la gente no solo se sorprenda del sabor de tus platos, sino también de los ingredientes que uso.

Sin embargo, yo aterricé en Paleo sin posibilidad de pecar demasiado, soy celiaca e intolerante a los cereales, legumbres y lactosa. El azúcar fue mi mayor obstáculo, pero os soy sincera, no me costó mucho. Al final, el tránsito a paleo no fue traumático, duro o triste, me enganché enseguida a lo bien que me encontraba y todo fue rodado. Pero a muchos de vosotros os cuesta iniciar este tipo de vida, pecáis con el pan, pasáis tres días con una alimentación saludable, y luego caéis con un helado, un paquete de galletas o un puñado de gominolas, y me preguntáis como podéis empezar de verdad, sin vuelta atrás. Siempre os he recomendado un Whole30 como un reset con vuestra dieta habitual y un tránsito a la vida paleo, no podía recomendar algo tanto y no haberlo probado. Ese era mi principal objetivo (y es) con el programa, hablar con conocimiento de causa.

¿Qué me gusta del Whole30?

El programa es bastante restrictivo y nos ayuda a darnos cuenta de la dependencia que tenemos sobre determinados alimentos (en mi caso he descubierto que abusaba de la miel o de la estevia en mis infusiones o esporádicos cafés), ayuda a que sepamos organizar nuestras comidas con la proporción adecuada de verduras, proteínas y grasas y limita a tres las comidas al día, lo cual obliga al control del apetito a aquellas personas con mayor problema para controlar la  cantidad de ingestas al día.

Después de un whole30 seguir la vida paleo es lo más sencillo del mundo

¿Qué no me gusta y por qué he decidido convertirlo en una dieta Detox adaptada a mi?

No dudo que el inicio del Whole30 (y sus versiones más cortas, Whole9 y Whole15) tuvieran el objetivo de encontrar un método basado en la alimentación que ayudara a sanarnos y a hacernos sentir mucho mejor, pero ahora mismo el programa es una máquina de hacer dinero. Sus fundadores y colaboradores lo saben, y evidentemente no van a perder la oportunidad de ganarlo. La salud es muy importante, el poder adquisitivo también lo es.

De esta manera el mismo programa que no permite procesados, suplementos, ni paleolizaciones, acepta productos como batidos, zumos, aguas con sabores, snacks, barritas y complementos nutricionales  de marcas que patrocinan el proyecto. Asimismo, tenemos blogs de todos los colaboradores, que participan con recetas que luego se recogen en libros  que venden por millones en plataformas internacionales. Yo no puedo hacerme un helado con un poco de plátano congelado y unas moras porque eso es paleolizar, pero hace unos días una colaboradora oficial del proyecto publicó unos wraps rellenos de verdura y carne que si están aprobados (?????¿¿¿¿¿) y que puedes consultar pasando por su blog monetizado y con millones de visitas. Todo es válido si lleva el sello de Whole30 approved, y ese sello depende de la cantidad que inviertas en el proyecto.

Por otra parte, he sentido en todo momento encorsetada con algunas de las normas, que, además, iban en contra de los preceptos que yo defiendo actualmente:

  1. Hay que desayunar obligatoriamente y siempre antes de haber pasado una hora después de levantarnos. Ya sabéis que el desayuno para mí es una comida más, puedes desayunar o puedes no hacerlo, depende de tus hábitos de vida, tus necesidades nutricionales, tu complexión corporal, tu actividad diaria, etc. En fines de semana y en vacaciones yo hago deporte a primera hora de la mañana y siempre en ayunas (es imposible que salga a correr diez kilómetros con un desayuno completo en el cuerpo). Eso implica que durante el whole he tenido que reducir mi entrenamiento al máximo para cumplir una norma que no entiendo muy bien (y las explicaciones que he obtenido no me han convencido en absoluto), y luego comer a trompicones para estar dentro del lapsus de tiempo previsto. No me convence.
  2. Se debe comer tres veces al día: siempre promulgo lo mismo, hay que comer con hambre, no con apetito. No debemos cumplir las convenciones sociales de las tres comidas al día. Es necesario comer solo cuando nuestro cuerpo necesite glucosa. En mi caso, con dos ingestas al día que cumplan las proporciones correctas de nutrientes, tengo más que de sobra. Mi cuerpo no demanda más e introducir una tercera comida ha supuesto un verdadero problema, porque en más de una ocasión he comido lo mínimo por cumplir (un tomate, una loncha de jamón y un par de nueces) y eso va en contra de todo lo que yo predico. No debemos poner en marcha el sistema digestivo para tomar dos nueces, es ridículo.
  3. Cada uno debe valorar lo que es paleolizar o no. Si realmente tenéis un enganche al pan y a los muffins de harina de almendras, dejadlo durante un mes, os hará bien, pero si vuestra paleolización es haceros una pizza de plátano macho de higos a brevas y os apetece hacerla durante el proceso de desintoxicación, hacedla. Vosotros mismos sabéis qué grado de “enganche” tenéis con determinada comida y cómo tenéis que evitarlo. No necesitáis que una cuenta de Instagram o un libro aprobado os diga que un pudding de chia se puede y un crep de trigo sarraceno no, sobre todo cuando a la semana puede que el crep de trigo sarraceno, por imposición suprema, pase a ser un alimento aprobado.

Por todo lo anterior, he decidido dejar el Whole30 y finalizar este proceso de 30 días con mi propio procedimiento, #detox30. Seguiré con las mismas restricciones de alimentos que he tenido hasta ahora, cero azúcares y edulcorantes, nada de cereales, nada de lácteos y procesados y nada de paleolizar, pero comeré las veces al día que tenga hambre, máximo tres pero sin un mínimo (yo me siento cómoda con dos), desayunaré siempre que lo considere necesario y sin controlar el tiempo que pase desde que me levanto hasta que lo haga (se ve que Mellisa y Dallas Hartwing no tenían una niña de tres años ni entrenaban al amanecer), y valoraré yo misma lo que es paleotizar. No creo que hacerme un helado de postre con fruta helada sea peor que un pudding de chia o unos wraps con verduras.

En definitiva, lo importante es la exclusión de alimentos y eso lo voy a cumplir a rajatabla y, a partir de ahora, valoraré recomendar un tipo de programa #detox30 para iniciarse en el paleo más que un programa en el que he dejado de creer.

Por supuesto, esta es mi opinión, que no quiere ser ofensiva, abusiva ni limitativa para nadie. Solo quería explicaros cuales son mis impresiones al respecto de algo que inicié por y para vosotros. Me encantará escuchar todas las bondades que os ha aportado el whole o lo contrario. Todas las opiniones, formuladas con respeto, son igual de válidas.

Consulta de nutrición y dietética en Madrid y online

Mi consulta principal está situada en el Centro de Terapias Vitaminate, ubicado en el madrileño barrio de Arganzuela (al lado de las estaciones de metro de Pirámides y Embajadores), pero también paso consulta en otras clínicas de Madrid y del resto de España.

Sin embargo, vivas dónde vivas, en este o en otro país si no te puedes acercar a verme, siempre podemos hacer nuestra consulta online.

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2 Comentarios

  1. Jesus

    Magnifica opinion!!! A ver que conclusiones al cabo de los 30dais nos cuentas

    Responder
    • Barriga Sana

      Mil gracias! Un besote

      Responder

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