Estoy segura de que si tuvierais un problema legal no iríais a una tintorería a pedir consejo, ¿verdad?. No os imagino diciéndole al señor rodeado de lavadoras: mire usted, me quiero divorciar de mutuo acuerdo, ¿qué documentación debería preparar teniendo en cuenta que tengo un régimen de gananciales? ¡Es ridículo! Sin embargo, sí vais a una farmacia, una herboristería, al endocrino, al médico de cabecera, a una clínica de estética o al gimnasio a pedir consejo nutricional, ¿por qué? Pues sencillamente porque existe la creencia de que todo el que está delgado y distingue una proteína de un carbohidrato puede aconsejarte sobre nutrición (sin ir más lejos mi costillo ha perdido quince kilos en el último año y en el trabajo ya varios compañeros le han pedido consejo… desde que yo lo conozco es ingeniero informático y de nutrición sabe lo que yo le voy enseñando, nada le habilita a aconsejar ni a poner dietas a terceros).
En España el ejercicio de la profesión de Nutricionista está reglado por el Real Decreto 536/1995 y en el que se diferencian dos figuras principalmente: Técnico Superior en Dietética y Nutrición, que es una preparación de grado superior y que (a grandes rasgos) habilita al titulado a realizar dietas y recomendaciones dietéticas a personas sanas (o sin patologías aparentes); y Graduado en Dietética y Nutrición que es un título universitario. Este título es el que permite ejercer como Nutricionista en cualquier clínica privada o pública, y tratar patologías relacionadas con la alimentación y pautas dietéticas a personas tanto sanas como enfermas. El resto de gurús, chicas fitness, técnicos de gimnasio o vendedores de Herbalife, que estén ejerciendo esta profesión sin la titulación pertinente, están cometiendo un delito de intrusismo profesional cuanto menos (por no decir un delito de salud pública en muchos casos).
Volviendo al inicio, ¿por qué no iríais a una tintorería a pedir consejo legal ante una demanda judicial? Porque sois conocedores de que, para ejercer el derecho en España no solo se necesita una titulación, también una preparación académica y cinco (ahora cuatro) años de carrera universitaria. Pues señores, para ser Nutricionista también se ha de estudiar, y no un cursillo de cómo combinar alimentos, o cómo contar calorías, si no patología, bromología, nutrigenómica… Es mucho más duro de lo que cualquiera de vosotros podáis pensar ¿Poner una dieta de esas que se imprimen de Internet y se fotocopian mil veces? Eso es muy sencillo, lo complicado es tratar, evaluar y reeducar nutricionalmente.
Es probable que si el frutero del barrio empezara a cobrar por realizar actos de asesoría legal, tardaría horas en recibir una denuncia, más aún, un abogado ejerciendo la medicina no podría ni defenderse a sí mismo, pero diariamente veo clara publicidad explicita en gimnasios, farmacias, tiendas de dietéticas, etc. de asesoramiento nutricional que nadie juzga, valora ni comprueba.
¿Sabéis por qué? Porque en España seguimos tratando a la nutrición como una segundona. Cada vez más estudios, más profesionales e incluso la OMS, recalcan que la alimentación es la base de la salud poblacional, y aquí seguimos con el tema de los dos huevos a la semana y la importancia de tomar hidratos de carbono en cantidad para proveer de energía al cuerpo… ¡Ah!Yy por supuesto en este país la culpa de todo la sigue teniendo la grasa, que todo se soluciona desengrasando el cocido y quitándole la parte blanca al jamón.
Incluso en la universidad, incluso con mis profesores, incluso con parte del alumnado, me siento perdida… Es aprender para desaprender cuando llego a casa.
En fin, perdonadme la pataleta. Mañana estoy de exámenes y me duele tanto esfuerzo para que al final mi amiga me diga que está haciendo una dieta fabulosa que le ha dado la profesora de Body Pump en el gimnasio.
Evolucionemos por favor.
(Os recomiendo este artículo: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20171101/432516243185/digame-donde-quiere-tener-un-cancer-y-yo-le-ayudo.html)