Nutrición en la lactancia. Comiendo para dos.

Nuria Pons 

Si bien la OMS se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, y hasta los dos años reforzada con alimentos complementarios, las que hemos sido mamás sabemos que, por diferente circunstancias, esta situación no es siempre posible. Voy a intentar ser lo más aséptica posible con este tema puesto que no quiero entrar en disputas ni con pro pecho ni con pro biberón. Creo firmemente que cada mujer tiene sus circunstancias personales y que no hay que atacar ninguna opción (siempre que se garantice la seguridad del neonato).

Hoy hablaremos de la nutrición en el periodo de lactancia, pero en breve tendremos una entrada de cómo recuperar nuestra forma física y cómo debemos alimentarnos tras el parto cuando decidimos o nos vemos obligadas (por el motivo que sea) a no dar el pecho al bebé. La lactación es una etapa fisiológica en la que la mujer está preparada para atender las demandas nutricionales del lactante. Esta situación implica que las necesidades alimenticias de la madre aumenten y varíen debido al esfuerzo fisiológico que conlleva la producción de leche. 

Las principales características para la mujer en el periodo de la lactación son:

  • Contribuye a una pérdida rápida de peso después del parto y en las semanas siguientes.
  • Se excretan líquidos extracelulares retenidos durante la gestación.
  • Se produce una movilización de los depósitos de grasa que hemos acumulado durante el embarazo lo cual  favorece la pérdida de peso corporal.
  • En las mamas se produce una gran cantidad de leche, lo que incrementa el gasto energético.

Esta situación afectará a la alimentación de la madre, tanto para mantener sus características fisiológicas, como para cubrir las necesidades del lactante dependiente.

Principalmente debemos prestar atención a los siguientes puntos:

Ingesta de agua: Durante el proceso de lactación la madre necesitará aumentar la cantidad de agua ingerida, lo que se manifiesta en un estado frecuente de sed.

Requerimiento energéticos: Las ingestas recomendadas de la mayoría de nutrientes  serán ligeramente superiores durante la lactación en relación a la gestación. El gasto energético se incrementa  hasta en un 22% en la mujer lactante, lo que supone un incremento en torno a 500 kcal/día. No nos debe preocupar el aumento calórico puesto que, de forma habitual, el peso previo al embarazo deberá recuperarse en torno a los primeros seis meses tras el parto.

Hidratos de carbono: Los hidratos de carbono deberán aportar en torno al 50-60% de las calorías consumidas diariamente, y procederán de tubérculos como fuente básica de energía y con un alto consumo  de frutas y verduras.

Proteínas: La ingesta recomendada de proteínas en la madre lactante debe incrementarse hasta en un 30%,  recomendándose mantener el consumo aproximada de 71g/día (la misma que durante el embarazo). Su fuente principal será la procedente de pescados, carnes, huevos, legumbres y frutos secos.

Lípidos o grasas: Los lípidos o grasas aportarán en torno al 30-35% de la energía total, y procederán preferiblemente de fuentes vegetales ricas en ácidos grasos insaturados: aceite de oliva, nueces, almendras.
De entre las de origen animal, las grasas preferentes serán las aportadas por el consumo de pescado, particularmente el azul, dado su destacado contenido en ácidos grasos omega-3, importantísimos para el desarrollo cerebral.

Requerimientos de vitaminas y minerales: El requerimiento de vitaminas y minerales aumenta en general, sobre todo en el caso de la A, la E y la C. Por el contrario bajan las necesidades de ácido fólico, tan importante durante el embarazo. En cuanto a los minerales hay que prestar especial atención al calcio y al hierro.

En general la ingesta de alcohol en la madre lactante debe estar restringida, ya que los niveles en leche son similares a los niveles sanguíneos, pudiendo ocasionar daños  al niño. Del mismo modo y respecto al consumo de bebidas excitantes , pequeñas cantidades pasan a la leche, por lo que un consumo elevado puede causar irritabilidad en el lactante. En general, el estado nutricional de la madre y su alimentación influirán en la cantidad y composición de la leche que produzca. La mujer en periodo de lactancia debe seleccionar los alimentos en función de su calidad y no de la cantidad, por el aumento de necesidades nutritivas. En realidad, se trata de seguir de forma especialmente cuidadosa una dieta equilibrada que debe continuarse después del periodo de lactancia adecuándolas al nivel de calorías necesarias. Es importante entender que, si bien el cuidado por la alimentación, tal y como hemos visto, es importante en todas las etapas de la vida, más si cabe en este momento en el que la alimentación de la nueva vida depende de nosotros. Una madre fuerte y sana criará un niño fuerte y sano, no hay más.

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