Esas hormonas que nos vuelven locas: Menopausia y alimentación

Nuria Pons 

Hace un par de días hablaba del pelo de mi hija con mi peluquero y él me decía que ahora mismo  lo tiene precioso, de un suave color dorado oscuro y mucha cantidad y que ojalá lo mantuviera en el futuro. La realidad es que difícilmente será así porque  que las mujeres pasamos por una transformación continua en la calidad, cantidad y color del cabello por los distintos cambios hormonales que vamos sufriendo: primera menstruación, embarazos, anticoncepción y menopausia. Lo cierto es que el pelo es solo un reflejo de un millón de cosas que cambian en nuestro organismo con todas estas etapas hormonales que nos habilitan o deshabilitan para la concepción.

Uno de los cambios más importantes que se produce a nivel hormonal en la mujer es la menopausia, que empieza a gestarse cumplidos los 40 años y se produce en términos normales, aproximándonos o sobrepasando en poco, los 50 años.

El término menopausia significa literalmente desaparición definitiva de la menstruación. Sin embargo, esta no desaparece de un día para otro. Durante un tiempo, unos tres años antes de la retirada definitiva de la regla, la mujer empieza a presentar desarreglos (meses sin tener la regla que luego vuelve, reglas muy escasas…). Hablaremos, entonces, de menopausia en el momento en que la mujer lleve 12 meses sin tener el periodo.

No empecéis a frotaros las manos pensando en dejar de lado todos los productos de higiene femenina porque, ya os avanzo, que vamos a echar de menos la malquerida menstruación. Con la menopausia llegan también los sofocos, las palpitaciones, el insomnio , las cefaleas, sudoraciones, sequedad vaginal , cambios de peso, mayor incidencia en enfermedades cardiovasculares y la temida osteoporosis(*). Un circo, ¿verdad? Es por eso, que es muy importante que la mujer se cuide de una forma especial a partir de ese momento y  los principales factores que determinarán que este tránsito en la vida fluya de forma natural serán la alimentación y el deporte.

Entonces, ¿cómo debemos comer para afrontar la menopausia? Lo primero que os diría es que el cuerpo sufre un proceso pre-menopaúsico a partir de los cuarenta años y , por tanto, nuestra forma de alimentarnos también deberá sufrir un cambio a partir de ese momento. Debemos intentar llegar a la menopausia con la lección aprendida, un peso adecuado y un cuerpo ejercitado.

¿Cómo deberá ser nuestra alimentación?

Deberemos  tomar fuentes de alimentos ricos en minerales, en hidratos de carbono de absorción lenta, en fibra y en ácidos grasos esenciales: Algas, semillas, pescado, caldo de huesos, sopas, verduras, fruta, pescado azul, frutos secos…

Evitaremos café, alcohol, azúcar, el exceso de sal, los productos refinados y sorprendentemente, los lácteos de vaca. Hay que suprimir el consumo de los alimentos que roban el calcio de los huesos o que no favorecen su absorción, y los lácteos de vaca son un ejemplo de ello(**). ¿Qué alternativas os propongo? Por ejemplo, las acelgas, la col, las nueces, las judías, el brócoli u otras verduras que también proporcionan grandes cantidades de vitamina D y calcio. Para favorecer la absorción del calcio siempre acompañad la ingesta de estos alimentos con vitamina C (algún cítrico, por ejemplo).

Por último, evitaremos el consumo de soja y sus derivados ya que es un disruptor hormonal que no favorece a las mujeres en absoluto, menos en periodos menopaúsicos. Tenéis un artículo excelente sobre este tema en la página de dieta paleo.

Más allá de la alimentación la menopausia es una etapa nueva de la vida que hay que vivir con la mejor de las predisposiciones. No pasa nada, no se hunde el mundo ni va a poder con nosotras un sofoco. Seguid activas, moviéndoos, haciendo deporte, cuidando vuestro cuerpo y vuestra mente. La belleza de la mujer es evolutiva, debemos sacar de cada etapa lo mejor de nosotras mismas. Sabemos contra que luchar, hagámoslo.

(*)Osteoporosis: se trata de una enfermedad caracterizada por una baja masa ósea y una alteración de la estructura del tejido óseo, que provoca un aumento de su fragilidad y, por lo tanto, un mayor riesgo de fractura. La densidad mineral del hueso alcanza su pico máximo a los 30-35 años; a partir de este momento, va disminuyendo de forma gradual cada año (se pierde aproximadamente un 0,5-1,0% de masa ósea anualmente). Esto ocurre tanto en hombres como en mujeres, pero en la época de la menopausia esta pérdida se acelera, llegando a alcanzar el 3% en los primeros 5 años. Posteriormente, una vez pasada la menopausia, el descenso de masa ósea anual se iguala al de los hombres.

(**) El calcio de la leche no es absolutamente biodisponible, eso significa que somos capaces de absorber solamente el 30%. Más aún, las proteínas de leche acidifican la sangre y el cuerpo para compensar el pH debe sacar el calcio de los huesos, que, a continuación, se pierde por la orina. Es algo probado que países que consumen más lácteos tienen una prevalencia más alta de osteoporosis y de fracturas. Si queréis saber más sobre el mito de la leche os recomiendo un libro muy interesante de David Román que se llama “Leche que no has de beber”, mientras tanto a mi madre el médico de cabecera le sigue mandando tomar mucha leche para los huesos.

Ir a Whatsapp
1
¿Necesitas ayuda sobre nutrición?
Paso consulta tanto física en Madrid como online, además de crear planes nutricionales a medida. No esperes más y ponte en contacto conmigo , estaré encantada de solucionar tus dudas y ayudarte.