El verano… vacaciones, terrazas, solecito y vida social. Tenemos dos opciones, o nos dejamos llevar y que sea lo que tenga que ser y en Septiembre volvemos a nuestros buenos hábitos (algo que no recomiendo en absoluto porque ya sabéis que un hábito se gana o se pierde en 21 días y un verano de desparrame no es tan fácil de borrar) o mi opción elegida, intentar pasar por el verano sin renunciar a todo lo que nos aporta esta estación pero haciendo el menor daño posible a nuestra forma de vida. ¿Es imposible? No hombre, hoy os cuento como sobrevivo yo al verano.
- Actividad física: Sabéis que habitualmente priorizo el entrenamiento de running sobre el resto, sobretodo cuando se acerca alguna prueba importante. En Octubre, Diciembre y Enero tengo tres pruebas que van a exigirme mucho (dos medias maratones y una maratón) y eso significará que a partir de la primera semana de septiembre me toca correr, correr y correr… Pero ahora mismo, con el calor, el hartazgo de todo el año y el cambio de luz, no me apetece nada calzarme las zapas y hacer 10 kilómetros, así que estoy haciendo ese tipo de entrenamiento que me sigue manteniendo activa pero me divierte más: Spinning, HIIT, Pump… y por supuesto Pilates Reformer, que es una disciplina que no dejo en todo el año. Durante el viaje ya me he asegurado de tener un gimnasio cerca (sí yo soy de las raras que usa los gimnasios de los hoteles).
- Alcohol: Durante el resto del año pueden pasar semanas sin que yo tome una gota de alcohol. Hubo una época de mi vida en la que estuve incluso haciendo un curso de sumiller y asistiendo a catas y cursos de maridajes de vino… ahora solo me queda la teoría porque en cuanto me bebo dos copas podemos cantar juntos la sarandonga. Aún así si nos sentamos en una terraza y no quiero agua con gas priorizo el vino antes que cualquier otra bebida y en alguna ocasión muy especial (y siempre que haya en el bar dónde estamos sentados) una cerveza sin gluten.
- Tapeo: Es relativamente fácil salir de tapas y no abandonar nuestra dieta siempre que tengamos en cuenta algunas consideraciones. Lo primero que os diría es que os agenciéis un plato para vosotros y os sirváis en él aquello que consideréis que debéis comer como máximo (el hecho de poner platos en el medio y que todo el mundo coma de ahí nos hace perder la noción de la cantidad que hemos comido y no llegamos a valorar si realmente es suficiente). Elegid tapas sin frituras, rebozados, ni harinas, nada de empanadillas, nada de croquetas, nada de pescaito frito… pero unas sardinas a la brasa, unos mejillones, tortilla de patatas, ensaladilla rusa, patatas asadas, boquerones en vinagre, torreznos… hay muchísimas tapas que podéis tomar con moderación.
- Sueño: En este momento es cuando yo debería ir a esconder la cabeza debajo de una piedra porque soy la menos indicada para hablar de descanso, pero… en verano se trasnocha más, se duerme más incómodo y se cumplen de forma menos rigurosa los horarios. Mal, nuestros ciclos circadianos se alteran, no damos tiempo a la reparación de estructuras de nuestro cuerpo y acumulamos cansancio. ¿Qué podemos hacer? Por supuesto intentar dormir ocho horas mínimo cada noche (sí, yo tampoco lo hago), dejar los móviles y aparatos electrónicos fuera de nuestro alcance desde el momento que nos metamos en la cama y desde unas hora antes activar el modo noche de nuestro movil para anular los efectos de la luz azul. Lo ideal ya sería, si tenéis jornada intensiva, estáis de vacaciones y no tenéis un bichito inquieto como el mío que ya no quiere acostarse después de comer… dormir la siesta. La siesta en verano es uno de los métodos más reparadores que existen, nos ayuda a reponer fuerzas, equilibra los niveles térmicos del cuerpo, y ayuda a que el cerebro caiga en un estado de hibernación que ayuda a fijar las vivencias de la mañana y a que disfrutemos más de las de la tarde. Eso sí, una siesta son 20 minutos máximo, olvidaros de esas siestas de pijama y orinal que os veo venir.
- Tomad el sol 10 minutos cada día sin protección solar. Somos mediterráneos y nos falta vitamina D, evidentemente algo está fallando. No os digo que os queméis, no os digo que hagáis locuras solo que en horas de menos incidencia de luz solar saquéis la barriguita de paseo y os nutráis de una vitamina que no debería faltarnos nunca.
- Descansad, reiros, amad, desconectad, olvidaros de la rutina y tan solo vivid. El verano es para coger fuerzas, para encontrarnos con la familia, para vivir historias de amor y haceros fotos con la cara llena de arena y sal. Las vacaciones ayudan a disminuir la presión arterial, los niveles de estrés y mejorar el ánimo. Disfrutad!
Feliz verano mis amores!