Desde que estoy diagnosticada como celiaca, una de las preguntas más recurrentes que me habéis hecho tanto a nivel personal como a través del blog y la página de Facebook es cómo saber si sois celiacos. Quizás por el exceso de información que hay en la red; o porque sois conscientes de que un 75% de los celiacos están sin diagnosticar; o porque un conocido ha sido diagnosticado; o porque os encontráis con síntomas que pueden relacionarse con esta enfermedad y veis mejoría cuando dejáis el gluten de lado; la preocupación sobre sufrir la enfermedad ha ido aumentando socialmente.
¿Qué es la celiaquía?
Lo primero que os quiero decir es que la celiaquía es una enfermedad del sistema inmune, en la que las personas no pueden consumir gluten porque daña el revestimiento del intestino delgado. Esto impide la absorción de componentes importantes de los alimentos. Además, puede tener síntomas o no tenerlos y los síntomas son tantos, tan diversos, y tan relacionados con otras patologías que es difícil poder diagnosticar la enfermedad solo por una serie de dolencias recurrentes. Con ello quiero decir que podéis ser celiacos y no tener ninguna conciencia física de ello, o podéis no serlo y manifestar síntomas relacionados (otro día hablaremos de enfermedades como la alergia al gluten, la sensibilidad al gluten no celiaca o los celiacos sin papeles).
¿Cuáles son las manifestaciones que deberían alertarnos sobre una posible enfermedad celiaca?
- Continuos problemas digestivos, ya sean dolores abdominales fuertes, distensión, gases o indigestión, estreñimiento crónico, diarrea, náuseas y vómitos… En este caso yo os recomendaría iniciar un diario de comidas en el que apuntarais exactamente qué habéis comido (todo) y que síntomas habéis manifestado. Visitar a vuestro médico con esta información hará mucho más fácil encaminar las pruebas de diagnóstico.
- Padres, hijos, hermanos… han sido diagnosticados como celiacos, tanto si tenemos síntomas como si no los tenemos. En este sentido es importante que conozcáis que desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se publicó el Protocolo para la detección precoz de la celiaquía y que, según el mismo y en caso de diagnóstico de enfermedad de un familiar cercano, tenemos derecho a, aún sin presentar síntomas, que se nos realicen las pruebas pertinentes para descartar la enfermedad.
- En niños observamos defectos en el esmalte dental y cambio de color en los dientes, retraso en la pubertad o en el crecimiento, bajo peso y problemas digestivos
- En general síntomas diversos que se dan en conjunto, dermatitis herpetiforme, problemas de fertilidad, desarreglos menstruales, fatiga, depresión, dolores musculares…
¿Qué pruebas van a realizarnos?
- Prueba hematológica
- Gastroscopia intestinal y biopsia
- Prueba genética
Lamentablemente en muchos casos las pruebas hematológicas no salen concluyentes y no se continua con la detección o nos encontramos con muchos falsos negativos en cualquiera de las fases (incluso la gastroscopia puede dar resultados poco fiables si el paciente ya ha estado realizando una dieta sin gluten). Ante esto existe una prueba menos “oficial” que se basa en la mejora clínica. Esta mejora clínica debe estar evaluada por un especialista y tiene como base que una persona con síntomas claros que hacen sospechar de una celiaquía y pruebas totales o parciales negativas, presenta una clara mejora objetiva de los síntomas realizando una dieta sin gluten.
¿Y si finalmente soy celiaco?
El único y exclusivo tratamiento para un celiaco es una dieta sin gluten para toda la vida. Esto va a implicar aprender a comer de nuevo, leer etiquetas, preocuparnos por la contaminación cruzada, rechazar muchas invitaciones a eventos y perderos la mayor parte de los desayunos de cumpleaños que se celebren en el trabajo (seamos sinceros, pocas veces se acuerdan del celiaco), pero a cambio descubriréis cómo vuestro cuerpo va cambiando y recuperáis salud, energía y bienestar físico y psicológico.
Al final existe mucha vida más allá del gluten, y lo mejor es que es una vida mucho más interesante 😉
¿Y si finalmente no lo soy pero sigo enfermo?
Como os he dicho antes, es importante llevar un diario de comidas que nos pueda servir como base para delimitar sospechas. La celiaquía no es la única enfermedad relacionada con la ingesta de determinados alimentos: podemos presentar una alergia al gluten, una intolerancia a un determinado cereal, una sensibilidad al gluten no celiaca u otras alergias e intolerancias (frutos secos, legumbres, lactosa, fructosa, proteína de la leche, huevo, pescado, marisco etc.). La propia observación de nuestros síntomas y cuando y como se producen, es una gran herramienta para que un especialista pueda encaminar las pruebas a realizaros.
Lamentablemente el camino hasta el diagnóstico suele ser complicado y tedioso. No desesperéis y sed muy conscientes de vuestra alimentación. Vuestra participación activa en el proceso puede ser crucial para llegar a una conclusión de forma más rápida.
Ante todo mucha fuerza y mucho ánimo. Una vez yo estuve en vuestro lugar y sé lo desesperante que es no obtener soluciones. Finalmente volveréis a estar bien, pero no desistáis, vuestra salud es demasiado importante.