Parece que últimamente me ha dado por hacer un viaje gastronómico por el mundo. Si el miércoles os traía la receta del pan crujiente sueco (Knäckebröd) hoy os traigo una receta a mi manera de los famosos scones británicos.
Yo he sido de las personas afortunadas que han podido pasar una temporada en el extranjero en su adolescencia (ya no hablo de la universidad que tuve que cursarla entera fuera de casa porque en mi tierra no había ninguna opción de estudio). En mi caso, viví un tiempo con una familia inglesa en Brighton, ciudad que elegí por la película Quadrophenia (¡eso es otra historia de otra vida!), que tenía la costumbre de que todos los habitantes de la casa (la pareja y tres estudiantes de diferentes países) nos sentáramos juntos a desayunar.
La verdad es que recuerdo con un sabor muy dulce esos momentos, no solo porque era la única comida decente que iba a tomar en el día (creo que ahora la gastronomía británica ha evolucionado mucho, pero en ese momento os aseguro que yo prefería lamer cubitos a comerme sus preparaciones), sino también por las alegres conversaciones que manteníamos los cinco. En esos desayunos siempre había scones que recuerdo llegaban a la mesa calientes y que abríamos por la mitad para rellenar de alguna compota de frutas. Nunca pensé que volvería a comerlos, y menos cocinados por mi.
Aunque la gente los relaciona con Inglaterra, lo cierto es que el origen del scone es escocés, aunque está muy extendido en los países de habla anglosajona. Los originales están elaborados con harina de trigo, centeno o avena, mantequilla y levadura. En mi caso no llevan lácteos, no llevan cereales, pero sí llevan un toque de miel para darles un sabor dulce (un toque diferente en el desayuno). He probado ya una receta para los clásicos (os la pongo en el consejo de Nur), pero sinceramente estos están mucho más buenos.
Id poniendo el té a hervir que empezamos a hornear nuestros scones.
Scones a mi manera (sin gluten, sin lactosa, sin azúcar)
Plato: Postres y dulcesCocina: Sin gluten, InglesaDificultad: Media5
minutos45
minutosUna receta de un bollo de origen británico de las que presentamos dos versiones: los dulces y los clásicos.
Ingredientes
150 gr de harina de almendras
50 gr de harina de coco
25 gr de almidón de yuca
2 cucharadas de miel cruda
150 ml de leche de coco
1 cdita de levadura química
Unas gotas de esencia de vainilla
Una pizca de sal
Pasos
- Precalentar el horno a 175 ° C
- En un bol mezclamos las harinas, el almidón y la sal hasta integrarlo todo bien y tener una mezca uniforme.
- Ponemos la leche de coco en el vaso de la batidora, añadimos la miel y la esencia de vainilla y batimos bien.
- Añadimos la leche a la mezcla de las harinas mientras removemos con una espátula. Debemos conseguir una masa uniforme y sin grumos.
- Elegimos nuestro molde (la forma típica sería la de un bollo redondo) y untamos con un poco de aceite de oliva para que sea más fácil desmoldarlos. A continuación, vamos poniendo la masa dentro y apretamos con la mano, ya que si no lo hacemos así, la masa dejará huecos.
- Horneamos durante unos 30 – 35 minutos (hasta que estén dorados). Dejaremos enfriar completamente fuera del horno antes de desmoldar. Habitualmente se toman abiertos por la mitad y rellenos de compota de frutos rojos, pero como estos están dulces de por sí y con un sabor a mantequilla podéis comerlos vacíos. Enjoy!
Consejo de Nur
- En el caso de los scones tradicionales, vamos a usar las mismas harinas pero incluiremos huevo y mantequilla. Necesitaréis 180 gr de harina de almendras, 3 cucharadas de harina de coco, 1 cucharada de miel, 1 huevo, 60 mil de leche de coco, 3 cucharadas de mantequilla, 1 cucharadita de levadura química y sal. El procedimiento es exactamente el mismo. Mezclamos los elementos secos (harinas, sal, levadura) por un lado y los húmedos (leche, huevo, mantequilla miel) por otro y luego integramos. ¡Buenísimos también!
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