Pasos

• En un bol apto para el microondas ponemos el queso crema y el queso rallado y fundimos a golpes de 30 segundos en el microondas.
• Añadimos el huevo y batimos bien para integrarlo con los quesos.
• En otro bol mezclamos bien las harinas, la estevia o eritriol (si usamos estevia líquida la incorporaremos en la mezcla del paso dos), el psyllium, una pizca de sal y la levadura hasta que se integren y no presenten grumos.
• Poco a poco iremos volcando las harinas sobre la masa de huevos y queso e iremos integrando con ayuda de una espátula al principio y amasando con las manos después. Debemos obtener una masa parecida a la plastelina. Si nos queda muy húmeda incorporaremos más harina de coco poco a poco.
• Cuando con la masa podamos formar una bola la vamos a dejar en el bol y la taparemos para que repose durante una hora en un lugar fresco y seco.
• Dividiremos nuestra masa en cuatro secciones y de estas cuatro secciones obtendremos tres secciones más. Amasaremos con cuidado cada una de ellas para formar doce bolitas que dejaremos reposar otros diez minutos más.
• La masa keto no es fácil de manejar, se rompe mucho, pero con delicadeza debemos ir formando tiras (gusanitos) de algo más de un palmo de longitud.
• Desde uno de los extremos enrollaremos la tira como si fuera un caracol hasta la mitad y desde el otro extremos haremos la misma operación para que los dos rollitos se encuentren en el centro.
• Iremos colocando todas nuestras palmeritas en la bandeja del horno sobre un papel vegetal. Hornearemos a 170 grados en horno precalentado unos 25 minutos (o hasta que presenten un color dorado). Sacamos y dejamos enfriar.
• Ponemos una pastilla de chocolate negro de más del 85% con una cucharadita de mantequilla en un bol y llevamos al microondas para fundirlo a golpes de 30 segundos para evitar que se queme.
• Poco a poco vamos a ir mojando nuestras palmeritas en el chocolate negro hasta que estén completamente cubiertas. Dejamos enfriar hasta que el chocolate haya cuajado completamente.
• No me preguntéis cuanto duran… aquí ya no queda ni una.